Mi voz se apaga como sus susurros, como aquellas palabras de amor que permanecen cada instante en mi cabeza, como los instintos: el de supervivencia, que me azota para no recordar quién fui y quién o qué soy ahora.
Soñé con ser más fuerte y desperté en un nuevo Mundo inventado, inconexo. Hoy decidí inventar el presente y crear un futuro fiel a mi propio ser, a mi razón inexistente. Separé el momento en el que la incertidumbre se convierte en miedo y creé mi propio discurso escrito sobre papel a la noche, mi diario de peripecias reales que anonadan a mis sentimientos.
La luz ya no se torna oscuridad porque yo soy lo que debí ser.
El escudo era frágil y nunca lo había observado. Era volátil y podía transformarse en abrazos, en amor.
El corazón es más fuerte que el miedo. La soledad puede con cualquier corazón.
viernes, 4 de mayo de 2012
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