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viernes, 27 de julio de 2012

11.07.2012

Recordar las diversas etapas de lo que en realidad fue soledad terminó siendo el destino de mi mente, que consiguió ser ausente durante instantes oportunos que en el olvido permanecen.

Quisiera que fuera más fácil mantenerte lejos, lejos de mí y de mis sentimientos. Olvidaría tu nombre si el dolor no fuera tan traicionero. Mirar hacia atrás y salir corriendo se convirtió en rutina y ahora la evasión no es opción, es obligación.

Reclamé por haber pagado con amor las mentiras, pero tu ticket ni siquiera tenía y yo ya había caducado. Observar tu mirada, llegó a su fin y fui feliz encerrándome en mi suicidio sentimental, aunque sé que si te veo lloraré y tomaré el camino más fácil y, a su vez, cobarde: huir a casa. Puede que prefiera beber y terminar del todo con mis principios, pero es algo que prefiero no contemplar ahora.

Los objetivos eran demasiado claros:

1. No ser yo.
2. No hablar de mí.
3. No pensar en amor.

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